14 de septiembre de 2009

MIS AVENTURAS EN CAYO LARGO


Como es bien sabido para los cubanos y para algunos que no lo son, en Cuba los mejores lugares de nuestra hermosa isla son prohibidos para los cubanos, Cayo Largo un hermoso cayo varias millas fuera de la isla no es la excepción, este pedacito de tierra famoso por su hermosura tiene una playa casi virgen de mas de 20 Km. donde en sus alrededores abunda la fauna y flora autóctona del lugar.



Hace unos días mientras degustaba una suculenta langosta en un restaurante le empecé a narrar a mis amigos la odisea que es comerse una langosta en Cuba, por eso hoy les traigo el cuento de lo que aconteció en mi furtiva visita al cayo.



Todos los cubanos soñamos con algún día visitar estos lugares vedados para nosotros y que solo disfrutan los extranjeros, pues bien mi papá era un capitán de la marina mercante que había viajado el mundo entero y después del derrumbe del campo socialista de Europa del este el gobierno empezó a contratar a sus marineros a otras empresas extranjeras, mi padre que no quiso ser un esclavo ya que el sueldo que estas compañías les pagaba a ellos (sueldo normal bajo los estándares internacionales) el gobierno se los quedaba casi todo y a ellos (los marineros cubanos) les pagaban una miseria casi risible y tenían que estar navegando hasta dos años sin regresar a puerto cubano y por ende pasaban larguisimos periodos sin ver a su familia y su tierra natal, mi padre como ya dije no quiso ser esclavizado y optó por navegar en un barquito que llevaba materiales de construcción a diferentes puertos de la Habana.


El dada su experiencia acondicionó el pequeño barco para que pudiera navegar fuera de las costas cubanas, después de muchas carreras recibió la autorización y empezó a dar viajes regulares de Batabanó a Cayo Largo.


Un día me llama y me dice si quería conocer el hermoso cayo, no dudé ni un segundo en responderle que si, ¿ pero como?


Pues nada tenia que vestirme de marinero y esconderme por algún lugar del barco mientras pasaba la inspección de aduana, tenia que hacerme invisible a los guardafronteras, con el resto de la tripulación no había problemas todos querían y respetaban a mi papá y además todos estaban contentos porque mi papá había resuelto unos viajes a Republica Dominicana, Haití y no recuerdo que otro país, la mayoría de ellos nunca había salido de Cuba.


Llegó el momento de la verdad, me disfracé de marinero me quité los aretes me recogí el pelo largo como pude y lo disimulé dentro de una gorra.


Todo salió bien y emprendimos la travesía, así empezó mi aventura.


El viaje normalmente dura 14 horas sin parar, pero ellos paraban en Cayo Cantiles, un cayo intermedio para poder pescar, ya que los suministros de comida que el gobierno les daba para subsistir el periodo de estadía en el mar era exiguo y no duraba mucho.


Cuando me vi alejándome de la costa en el barco, sentí la sensación inmediata de preguntarle a mi padre que porque no desviábamos el barco hacia Miami? , pero recordé que estábamos en la costa sur.


Después de largas horas y de aprender algunas cosas cotidianas de la vida en un barco llegamos a Cayo Cantiles.


Allí todos los tripulantes sacaban su cordel y anzuelo y se aprestaban a pescar cualquier cosa para resolver la comida de esa noche.


El barco estaba a cierta distancia del cayo y en una lanchita con un motor fuera de borda arribamos al muellecito del Cayo, allí estaba esperándonos el señor que cuidaba aquello, en ese cayo solo había una pequeñísima central de radio con una antena y la casita donde pernoctaba este señor, el se pasaba creo que 25 días seguidos en ese lugar por 3 de descanso cuando alguien venia a relevarlo para que pudiera estar con su familia, su responsabilidad era cuidar un criadero de cocodrilos no se para que querían esos reptiles.


Porque que yo sepa los cocodrilos en Cuba no están en extinción.


Mi papá le intercambiaba petróleo por algunas productos que necesitábamos para el barco.


Y me preguntó si quería pasarme unos días allí, me hubiera gustado la idea ya que estábamos a mediados de los 90s en pleno periodo especial y descansar del infierno que era la Habana en aquellos momentos hubiera sido muy gratificante aunque fuera en ese solitario pedazo de tierra, pero mi deseo de conocer Cayo Largo era mas imperioso.


Esa noche no dormí bien creo que por el nerviosismo y pasé un buen rato de meditación en la proa frente a toda esa inmensidad oscura que era el mar y aprendiendo a interpretar el radar y las cartas marinas, estaba contento porque al otro día me dejarían manejar el barco.


Cuando amaneció emprendimos de nuevo el viaje hacia Cayo Largo y empezó la operación langosta.


Los barcos langosteros que pescan para el estado dejaban las jaulas para regresar en unos tres días para revisar y recoger lo pescado.


Salíamos en la lanchita un grupo de 6 marineros, uno se quedaba en el barco vigilando con los binoculares a cualquier cosa que se divisara en el horizonte y nos avisaba por el radio a nosotros si aparecía algún barco, ya sea los langosteros o los guardacostas cubanos.


Íbamos en la lanchita divisando las jaulas y dejábamos una boya en cada una de ellas para saber donde estaban cuando detectamos como 6 empezamos la odisea de recolectar las langostas.


Alguien buceaba hasta la jaula (la profundidad no era mucha y el agua era transparente) y amarraba una soga que sostenía otro arriba en la lancha, los demás nos tirábamos al mar y a un mismo tiempo acordado, el que quedaba en la pequeña embarcación jalaba la soga y se abría la jaula, nosotros que estábamos esperando ya en el fondo tratábamos de agarrar las langostas que salían disparadas huyendo de su encierro, no sabia que eran tan rápidas, todos tenían un bichero( una especie de garfio que usan los pescadores para ensartar a sus presas), como yo era nuevo en el barco, no alcanzaron los bicheros para mi y me puse unos guantes, cuando se capturaba una langosta se subía y se tiraba en el bote, en una de esas en que voy a subir con una langosta en cada mano siento un tirón que me cogió de sorpresa y solo pude ver una cosa plateada que como un rayo se perdió con mi langosta, había sido una picua ( barracuda), del susto me brindé voluntariamente a ser el que jalaba la soga desde el bote.


Llenamos dos veces el bote de langostas, todos estaban contentos había sido una buena faena, demás está decirles que comí langosta en todas las formas inimaginables.


Por el camino nos encontramos con un barco bonitero, que no tenia agua y mi papá les lleno el tanque con el precioso liquido y en reciprocidad nos regalaron un bonito enorme a cada tripulante, esto se ponía interesante llegaría a mi casa con las manos llenas.


Por fin me llegó la hora de manejar el barco, yo pensé que era fácil como manejar un carro o una bicicleta pero cuan equivocado estaba, había que mantener un rumbo que mi papá me señalaba en una pantallita, yo pensé que iba bien y los timonzazos que metía para mantenerme en las coordenadas pensé nadie se daría cuenta porque estaba en el agua.


De pronto llegó una algarabía desde la cubierta, se oían los gritos desesperados de los marineros, cuando miré hacia atrás se veía una estela en sig sag que dejaba la propela en el agua, tenia a todos mareados y sin poder acometer la tarea que realizaban en el barco.


Hasta allí llegó mi aventura como timonel.


Por fin a lo lejos se divisaba el contorno de las costas de Cayo Largo.






LA ESTADíA






El barco pasó muy cerca de la costa y me señalaron una hermosa playa, “Playa Sirena” una playa nudista y yo que nunca había visto ninguna me volví loco por ver algunos senos al aire y otras cosas, pero a esa distancia se podía apreciar muy poco. Al arribar al puerto pensé encontrarme con un lugar majestuoso pero solo vi construcciones que me recordaban a las de la Habana, es que esa parte era la de los cubanos, allí estaban los albergues donde vivían los constructores que acometían ciertas obras como hoteles y los trabajadores de servicio que trabajaban en las villas de los turistas. Dichas villas estaban separadas de ese lugar por 8 km, allí todo era diferente.


Después de esconderme y pasar la inspección de aduana, puse pie en tierra como Colón y me decidí a explorar el nuevo lugar.


Después de tres días y experimentar la vida que llevaban esas personas me decidí ir a conocer las villas y las famosas playas.


En la primera villa que entré todo fue muy bien hasta que fui a pisar la arena para conocer la playa, sin haber podido pisar los granos blancos sentí un psssssss ¿adonde usted va?, uno de los que cuidaba el lugar y que salió de atrás de una columna me indicó que era solo para extranjeros, di media vuelta y me propuse probar suerte en la próxima villa, estaban todas una al lado de la otra.


En mi segundo intento me sucedió lo mismo no mas iba a pisar la arena y alguien salía de no se donde como por arte de magia y me negaba la entrada.


Cuando empezaba a preguntarme que hacia allí me retiré enojado sin responderle ya que recordé que estaba allí como polizonte y si se enteraban mi padre podía ir hasta preso y mas con la preciada carga de langostas.


Dos veces estuve a un segundo de pisar la arena y no pude, empecé a pensar en una estrategia y recordé cuando mi hermano que ya vivía hacia unos años en New York vino a visitarnos y pasándonos unos días en varadero para poder entrar a una discoteca me disfracé de extranjero, me puse un pulóver que traía mi hermano con la bandera Americana en el frente, me solté el pelo y me enganché su cámara fotográfica en el cuello, en la entrada pedían los pasaportes para verificar que no se colara ningún cubano, mi hermano pasó delante y mostró su ID de New York y yo que venia atrás no me lo pidieron ya que pensaron que como veníamos juntos éramos del mismo lugar.


La rabia que me dio hacerme pasar por un extranjero para poder entrar a una discoteca en mi país se me quitó al rato con la música y los tragos.


Pensando en todo esto me llegó la idea de hacerme pasar por extranjero, me quite la ropa y la escondí en unos arbustos me quedé en traje de baño me puse las gafas de sol y con el pelo suelto que por aquel entonces me llegaba casi a la cintura, me propuse entrar en la próxima villa y aunque me llamaran me haría pasar por un turista despistado que no hablaba español, a la tercera fue la vencida como dice el dicho, entré con pasos apresurados con una Coca Cola en mi mano y nadie me dijo nada, cuando sentí el calor de mis pies quemándose en la arena saboree el sabor de la victoria.


Una vez en el agua se me acercó un constructor jinetero que pensando era yo un extranjero me propuso venderme, ron, tabaco y hasta pastillas de PPG a un precio menor que en la tienda.


Al no poder hacerme pasar por extranjero porque me daba risa nada mas imaginarme como este sujeto había llegado allí, le confesé que solo era un marinero cuyo barco estaba cargando mercancías y mientras tanto decidí colarme en la playa.


El tiempo que estuve hablando con el me contó las duras condiciones en que vivían, que les daban una pésima comida y que a veces se pasaban meses sin ver a su familia porque los barcos que tenían que venir a recogerlos muchas veces no venían por multitud de problemas, me decía que siempre era un cuento distinto.


La vida de los cubanos que vivían allí era miserable y aburrida después de trabajar muchas horas bajo el sol regresaban a sus albergues sin condiciones a descansar, por la noche solo tenían una sala de video donde ponían películas viejísimas, muchos se escapaban para las discotecas sabiendo que si los agarraban los botaban inmediatamente y aparte de perder el trabajo lo regresaban para la Habana en el próximo barco.


En uno de esos días en que me pasaba aburrido en el barco de pronto alguien me jaló por un brazo y todos los tripulantes salieron corriendo hacia un extremo del barco, lo que pasaba era que salían unos yates con turistas para ir a bucear y siempre habían mujeres que tomaban el sol casi desnudas entonces los yates pasaban despacio y cerca del barco para que todos admiráramos esos pechos calentándose bajo el sol, por fin pude ver algunos senos retozando al aire aunque no fuera en la playa.


De regreso a Cuba el barco paró en un cayo llamado “Cayo Iguana” donde abundaban estos animales, allí había una casita donde alguien le tiraba pan a las Iguanas y estas salían de todos lados para que los turistas las vieran.


Pero con la escasez de alimentos cuanto barco de cubanos pasaba por allí, casaban algunas iguanas para apalear el hambre, resultado la población de las mismas había mermado considerablemente y ya no eran tan confiadas ninguna salía así a regalársele a nadie, conclusión el cayo estaba abandonado.


En un momento en que recorría el lugar veo a una iguana bebe y le caigo atrás por entre los matorrales y de pronto me salió una iguana gigante mas grande que un perro, solo éramos la iguana y yo en aquella inmensidad, me retiré con pasos tímidos y del susto no hablé por un buen rato.



Faltando unas horas para arribar a puerto el cocinero pescó una picua enorme y me regaló la mitad.


Después de llegar al puerto y de esconder las langostas en increíbles lugares que uno no se imagina en un barco, pasamos la inspección de aduana, tuvimos que esperar a que se retiraran todos del pequeño puerto y mi papá empezó a repartir bolsas con langostas a los trabajadores de la empresa que como aves de rapiña esperaban hasta muy tarde a que se fueran los guardafronteras para recibir cualquier cosa que trajéremos ya que sin su silencio no podíamos pasar nada fuera del puerto.


El viaje de regreso a la casa los 4 que veníamos en el carro lo hicimos sudando, ya que si un policía nos paraba y revisaba el carro y encontraba las langostas en el maletero todos íbamos presos, en las horas que duró el viaje nunca vi a mi papá manejar tan bien, no podíamos correr el riesgo que nos pararan por una infracción de transito.


Todo el agotamiento del viaje y la zozobra por temer nos descubrieran se desvaneció al ver la sonrisa de mi madre al aparecerme con una bolsa de langostas un enorme bonito y la mitad de la picua, imaginense en pleno periodo especial, esa semana comimos de lo mas bien.

8 comentarios:

  1. me encanto tu historia! me gusto como la narraste, muy emotivo...
    me voy a cuba en 2 meses y la verdad es q al leer esto me va significar mucho mas visitarla.
    un saludo enorme, admiro tu experiancia y a tu padre aun mas.

    florentina. (buenos aires, argentina)

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  2. Hola, gracias
    Espero que cuando regreses de Cuba, nos cuentes como te fue, saludos.

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  3. ME ENCANTO TU HISTORIA, HACE UNA SEMANA QUE VOLVI DE CUBA Y ME ENCANTO CAYO LARGO, NO TANTO VARADERO PERO LAS PLAYAS DEL CAYO SON SOÑADAS Y TU HISTORIA ES MUY TRISTE, LAS COSAS QUE TIENEN QUE HACER PARA CONSEGUIR LO BASICO ES MUY PENOSO. TE DEJO UN BESO Y SEGUII ESCRIBIENDO QUE ME ENCANTA LEERLO.

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  4. Gracias, como ves tengo un poco abandonado el blog, pero por razones ajenas a mi, pronto traere nuevas historias, saludos y gracias por llegarte por aqui.

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  5. Hola! Encontré tu tragicomedia en internet buscando fotos de Cayos de Cuba. Voy a ir con mi pareja el mes próximo y estamos investigando todo lo que podemos. Tengo una pregunta, es cierto que desde el año pasado los cubanos si pueden entrar a todas las áreas que anteriormente eran para los turistas únicamente o es pura habladera en televisión?

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  6. Segun me han dicho ya pueden entrar a los hoteles y hospedarse a una tarifa mayor que la de los extranjeros y en dolares, como nadie gana en esa moneda en Cuba y a esos precios ningun cubano se hospeda en los hoteles, en cuanto a Cayo Largo tengo un amigo que recien fue alla y quiso invitar a algunos de sus familiares a visitar el cayo y le prohibieron la entrada a sus familiares aduciendo que quedaban pocas habitaciones vacantes y eran para extranjeros, mi amigo me dijo que era mentira porque el pudo comprobarlo despues y me dijo que habian hasta villas con solo pocos turistas que al parecer el turismo estaba bajisimo, asi que lo de la no entrada de su familia fue solo un pretexto para no dejarlos entrar.

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  7. mi sueño siempre fue conocer cuba
    la musica, la gente, los paisajes..
    y en abril voy a cumplir mi sueño!

    queria saber algunas cositas..
    viqih@hotmail.com

    me encanto tu historia y la forma en que expresaste tu realidad
    besos!! :)

    Victoria de Rosario, argentina

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  8. Bueno que te puedo decir amigo: con mi esposa estoy planeando ir a Cuba en el 2011. Pero me pregunto, que triste ha de ser que un Cubano no pueda conocer su tierra. La verdad, que en parte, se me han ido un poco las ganas de ir, ya que es muy triste lo que les pasa a ustedes, y nosotros vamos a tu país a que no atiendan como señoeres, cuando en realidad es a ustedes a los que tienen que cuidar. Yo no hablo mucho de política, pero tu "presidente", en casos como los que vos contas, vive en un mundo equivocado. Como se entiende que una persona que nació en CVuba no pueda conocer su propia historia, cultura, SU PAÍS. Lamentablemente, duele decirlo, la situación no cambiara, por lo menos en varios años, que son mas que menos.
    Te felicito por tu coraje, el de tu padre y el resto d elos marineros. Y, disculpa por la sinceridad, tu "presidente" es un primitivo humano.

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